Con ocasión el 26 de junio de 2016: El fundador del Opus Dei: “Maestro de un existencialismo cristia
En unos días más vamos a celebrar y a recordar la fecha de uno de los santos modernos más importantes y más interesantes de nuestra época. Me refiero a Josemaría Escrivá de Balaguer
¿Y porque digo esto? Porque santos en la historia ha habido muchos. Religiosos son la mayoría, el 95 %. Pero santos que verdaderamente hayan despertado la vocación a la santidad del laicado me parece que fuera de san Josemaría, son muy poquitos.
Podemos encontrar algunos testimonios en algunos otros santos anteriores que siempre lo ven con su mentalidad de religiosos, de regula. Por ejemplo franciscanos, dominicos jesuitas carmelitas, todo maravilloso pero que efectivamente no han captado –con perdón-, la existencia cristiana. Esto lo supo hacer maravillosamente bien un sacerdote diocesano ordenado por una de las diócesis de Madrid que es San Josemaría Escrivá de Balaguer. Que además ha dejado un testimonio que está en la base de uno de los aspectos más importantes en la vida del hombre que es engendrar. San Josemaría Escrivá de Balaguer engendró hijas e hijos.
¡EL PADRE!
Engendrar es una de las fuentes potencialidades de la naturaleza viva. Comunicar la naturaleza en la singularidad de la persona de la que proviene nada menos que la filiación. El padre y la madre. La normalidad de la anormalidad. El maravilloso equilibrio de una fortísima personalidad dotada de una formidable inteligencia, una recia voluntad y una increíble y formidable capacidad de amar. Todo esto aunado a una presencia de Dios y a una filiación divina que le hizo ser un contemplativo itinerante que lejos de empujarle a ser un místico desencarnado le llevo a vivir como un contemplativo itinerante enamorado de lo pequeño, de lo corriente, del trabajo de cada día, de la vida diaria, la santidad en medio de un mundo secularizado ese es el gran yo digo más que privilegio, el gran factor que eleva la figura de San Josemaría por encima de otras muchas de nuestra época elevar el mundo.
AGRADECIMIENTO.
Este 26 de junio de 2016 es un momento, va a ser un momento de agradecimiento. Son días de oración y agradecimiento que pues para los que somos sus hijos, nos sirve para que en esta temporada lo recordemos y tratemos de llevar a la práctica lo suyo. ¿Y que era lo suyo?
Elevar el mundo hacia Dios y transformarlo desde dentro, la vida habitual de un cristiano cuando trabaja o descansa cuando reza o cuando duerme. En todo momento es una vida en la que Dios siempre está presente.
“Llevad con vosotros las enseñanzas del nuevo santo”. Esto nos lo recordó el Padre Santo el que lo canonizo en los momentos de su canonización. Y también algo parecido había dicho en su beatificación: “la beatificación y la canonización de san Josemaría Escrivá de Balaguer es un don para el mundo entero siempre tendremos necesidad de intercesores ante el trono de Dios. Los fieles laicos ven reafirmada una vez más la propia excelsa vocación de hijos de Dios que vino a recordar también siguiendo a san Josemaría el Concilio Vaticano II.
De hecho son muchos incluso los no católicos e incluso los no cristianos que admiran la figura de Josemaría Escrivá de Balaguer.
¿Por qué?
Porque es el santo de lo ordinario. “Existe un criterio seguro de santidad: La fidelidad en el cumplimiento de la voluntad divina hasta las últimas consecuencias. El Señor tiene un proyecto para todos y cada uno de nosotros. Confía en cada uno de nosotros una misión en la tierra. “El santo no consigue ni siquiera imaginarse a sí mismo al margen del designio divino. Vive solo para realizarlo”. Esto lo decía JPII el 7 de octubre del 2002 en la canonización de san Josemaría.
EL SANTO DE LO ORDINARIO.
Escrivá de Balaguer fue un santo de gran humanidad fue el santo —como lo he repetido— de lo ordinario. La santidad aparece verdaderamente al alcance de la mano de todos y de cada uno de nosotros: Jóvenes y viejos, blancos y negros, de cualquier continente cualquier capacidad humana o inteligencia. La vida cotidiana revela una grandeza insospechada
El enseñó a contemplar el rostro tierno de un Padre en el Dios que nos habla a través de las más diversas vicisitudes de la vida. Presencia materna que da al cristiano una confianza inquebrantable. El cristiano es necesariamente optimista porque sabe que es hijo de Dios en Cristo.
La vida entendida como misión como caridad, como ahora que hablamos tanto de justicia y misericordia, como apostolado.
San Josemaría amaba al mundo apasionadamente con amor redentor moviéndonos a cristianizar el mundo desde dentro. Su mensaje mueve al cristiano a actuar en los lugares en los que se modela el futuro de la sociedad: universidad cultura, literatura, investigación ciencia arte, literatura, todo lo que quieran, poesía.
De la presencia activa del laico en todas las profesiones y en las fronteras más avanzadas del desarrollo por ejemplo la universidad ha de derivar forzosamente una contribución positiva al fortalecimiento de esa armonía entre fe y cultura de que tan necesitado está nuestro tiempo
Termino con una frase que aprendí de él:
“OMNES CUM PETRO AD IESSUM PER MARIAM”:
¡Todos con el Papa, con Pedro a Jesús por medio de María!
(Es Cristo que pasa, 139).